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viernes, 11 de agosto de 2017

CRITICANDO QUE ES GERUNDIO: BABY DRIVER: EL NUEVO MUSICAL







Título original: Baby Driver
Año: 2017
Duración: 115 minutos
País: Reino Unido
Director: Edgar Wright
Guionista: Edgar Wright
Música: Steven Price
Fotografía: Bill Pope
Intérpretes: Ansel Engort, Lily James, Jamie Foxx, Jon Hamm, Kevin Spacey, Eiza González, Jon Bernthal

Antes de leer esta crítica: Esta reseña es sacada de mi cuenta de Filmaffinity, me gustó como quedó y me ha parecido bien subirla. Como seguro que no la ha leído ni Dios, espero que la disfrutes.

Hace ya cuántos meses, a principios de año, pudimos ver en España La La Land, una película que devolvía a la vida un género tan ``muerto´´ cómo el musical, pero lo devolvía de una manera clásica, emulando a otros clásicos del género, y, por qué no decirlo, de una manera tan tópica cómo eficaz.
Aquí nos encontramos otro ``musical´´, y lo digo entre comillas porque es parte musical, parte película de acción y parte comedia romántica, pero yo la situaría en el musical sobre todo lo demás, porque la música es gran parte de la película, y sin ella, no habría Baby Driver.
La trama la habrás podido ver de muchas formas en muchas otras películas, pero nunca contada de manera tan dinámica y diferente; porque el personaje de Baby, a pesar de ser de pocas palabras, está construido de genial manera, dándonos todo lo que debemos saber de él en ese fabuloso plano secuencia que abre los créditos iniciales, diciéndonos su personalidad y matices construidos a partir de unos pasos de baile. Porque Baby tiene un pasado con trauma (a priori tópico) pero que añade una pizca de sentimentalismo que no viene mal.




Y es que la película pasa de una emoción a otra de una manera muy fluida gracias a que es la música la que nos conduce por el camino de emociones que es la película.
La comedia es más abundante de lo que esperaba y funciona muy bien, sin vulgaridades, sino humor inteligente (A destacar los diálogos de Kevin Spacey que, no sé si intencionado o no, riman; los diálogos de Loco o la escena del sobrino).
El resto de actores cumplen con nota, aunque no están tan bien construidos como el de Baby. El romance no lo vi forzado como dicen algunos y ambos actores tienen química entre ellos (geniales los sueños en blanco y negro a lo cine clásico). Y es que Edgar Wright hace cine clásico, pero lo acompaña con varios elementos que le dan ese toque moderno y desenfadado que tanto nos gusta (ese montaje en él que música y acción se fusionan).



El ritmo es frenético, con algún respiro entre robo y robo para desarrollar la relación de Baby y Debora, y la película da un giro drástico a un poco más de la mitad de la película (tercer robo o así) que puede no gustarle a algunos por el drástico cambio que da el personaje de Jon Hamm, y lo inverosímil de su acto final (espectacular y lleno de acción, pero admito que se aleja bastante del resto de la película, aunque a mí me pareciera genial).
Y, cómo no, su banda sonora es excelente, con canciones sobre todo de los 80-90´s que, al ritmo de disparos y derrapes, harán que vibres en la butaca.




De momento, la mejor película del año, hecha con alma y corazón, rodada con oficio y de manera espectacular, y sin un gran presupuesto, lo la hace más digna de admirar todavía. Edgar está dejando caer una segunda parte, yo iría encantado a verla, pero no sé si haría justicia a esta. Es esta y me ha dejado con ganas de verla otra vez. Porque pelis cómo esta se ven pocos días en el cine.


Mi puntuación desde que salí del cine estaba clara: un rotundo 10/10.

Aquí la genial escena inicial y su tráiler:




Bueno, esta ha sido mi opinión, dime que te ha parecido a ti (a estas alturas me extraña que no la hayas visto) y no olvides que si te ha gustado esta crítica no dudes en apoyarnos siguiéndonos en el blog, para ver las nuevas entradas antes que nadie y también compartiendo esta reseña por tus redes sociales. Con un solo click nos puedes hacer muy felices ;)

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